Maltrato en los Circos

Maltrato en los Circos

jueves, 9 de abril de 2015

HISTORIAS DE LEALTAD

La historia se remota al año 1990. 
Canelo era el perro de un hombre que vivía en Cádiz, España. Su dueño (amigo) vivía solo por lo que se puede considerar a su perro como su más leal amigo y único compañero. Sin embargo no todo es color rosa... el señor sufría de una enfermedad y tenía que someterse a un tratamiento periódico de diálisis en el hospital. 
A hospital no podían entrar animales, por lo que él siempre dejaba a Canelo esperándolo en la puerta del mismo. El hombre salía de su diálisis, y juntos se dirigían a casa. Esa era una rutina que habían cumplido durante mucho tiempo. 
Cierto día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento, los médicos no pudieron superarla y éste falleció en el hospital. Sin embargo Canelo como siempre, seguía esperando la salida de su dueño tumbado junto a la puerta del centro de salud. Pero él nunca llegó. 
El perro permaneció allí sentado, esperando. Ni el hambre ni la sed lo apartaron de la puerta. Día tras día, con frío, lluvia, viento o calor seguía acostado en la puerta del hospital esperando a su amigo para ir a casa.
Los vecinos de la zona se percataron de lo que estaba sucediendo y sintieron la necesidad de cuidar de Canelo. Todos se turnaban para llevarle agua y comida, incluso lograron la devolución de Canelo una ocasión que la perrera municipal se lo llevó para sacrificarlo. 
Doce años pasaron, así como leen... doce largos años. Tal vez más de la mitad de la vida de muchos que leen esto. Nunca fue en busca de comida, tampoco buscó una nueva familia. Él sabía que si único amigo había entrado por esa puerta y sentía que debía esperarlo hasta que saliera, para así poder ir juntos a casa. 
La espera terminó el 9 de diciembre del 2002. En ese día, en ese año... Canelo murió atropellado por un auto en las afueras del hospital.
La espera se prolongó hasta el 9 de diciembre del 2002, en que Canelo murió atropellado por un auto en las afueras del hospital... El conductor se dio a la fuga. 
La historia de Canelo fue muy conocida en toda la ciudad de Cádiz. Sus habitantes, en reconocimiento al cariño, dedicación y lealtad de Canelo, le pusieron su nombre a un callejón y una placa en su honor. 


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